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Encontrados 12 parágrafos que contienen el término "contra la familia"


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[§ 0382] • PÍO XII, 1939-1958 • CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS AL CORAZÓN DE JESÚS

[De la Alocución Quarantun anno, a unos recién casados,  19 junio 1940]

1940 06 19 0005

[5.–] Las grandes bendiciones de la antigua Ley fueron prometidas y dadas a la familia. Noé no se salvó solo del diluvio, entró en el Arca “con sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos” (2[4]), para salir de aquélla incólume con ellos (3[5]); después de lo cual, Dios bendijo a él y a su descendencia, a la que ordenó crecer y multiplicarse hasta llenar la tierra (4[6]). Las promesas hechas solemnemente a Abraham, se dirigían, como recordaba San Pablo en su carta a los Gálatas (5[7]), no solamente a él, sino a su progenie, que poseería la tierra prometida y se multiplicaría hasta hacer del patriarca el padre de muchas gentes (1[8]). Cuando Sodoma fue destruida a causa de su iniquidad, y precisamente de sus delitos contra la familia, el fiel Lot, advertido por los ángeles, fue librado con sus hijas y con sus yernos (2[9]). Heredero de las promesas y de las predilecciones del Altísimo, el rey David cantó la misericordia divina que se derramaba sobre su estirpe (3[10]) de generación en generación (4[11]) porque después de haberlo llamado cuando era un pastorzuelo y andaba tras de su rebaño, haberle dado un gran nombre y haberle librado de todos sus enemigos, el Señor le anunció que “formaría una casa”, es decir, una familia, y que tomaría cuidado de ella paternalmente: “cuando se cumplan tus días y tú duermas con tus padres, yo suscitaré después de ti a tu posteridad” (5[12]).

2[4]. Gen. VII, 7.

3[5]. Gen. VIII, 18.

4[6]. Gen. IX, 1.

5[7]. III, 16.

1[8]. Gen. XVy XVII.

2[9]. Gen. XIX, 12-14.

3[10]. Ps. XVII, 51.

4[11]. Ps. LXXXIX, 1.

5[12]. II Reg. VII, 8-12.

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    1940 06 19 0005

    [5.–] Le grandi benedizioni dell’antica Legge furono promesse e date alla famiglia. Noè non fu salvato solo dal diluvio; egli entró nell’arca “coi suoi figli, la sua moglie e le mogli dei suoi figli” (Gen VII, 7), per uscirne incolume con essi (Gen VIII, 18); dopo di che Dio benedisse lui e la sua discendenza, alla quale ordinò di crescere e moltiplicarsi, fino a riempire la terra (Gen IX, 1). Le promesse fatte solennemente ad Abramo erano indirizzate, come S. Paolo ricordava nella sua lettera ai Galati (III, 16), non solamente a lui, ma anche alla sua progenie, che avrebbe posseduto la terra promessa e si sarebbe moltiplicata sino a fare del Patriarca il padre di molte genti (Gen XV e XVII). Quando Sodoma fu distrutta a causa delle sue iniquità, e precisamente dei suoi delitti contro la famiglia, il fedele Lot, avvertito dagli angeli, fu risparmiato colle sue figlie e i suoi generi (Gen XIX, 12-14). Erede delle promesse e delle predilezioni dell’Altissimo, il re David cantó la misericordia divina, che si effondeva sulla sua stirpe (Ps XVII, 51) di generazione in generazione (Ps LXXXIX, 1). Giacchè, dopo averlo preso, piccolo pastore, mentre andava dietro al gregge, e avergli dato un nome grande, e averlo liberato da tutti i suoi nemici, il Signore gli annunciò che gli avrebbe “fatto una casa”, vale a dire una famiglia, e che ne avrebbe preso cura paternamente: “Quando saranno compiuti i tuoi giorni, e tu dormirai coi tuoi padri, io susciterò dopo di te la tua posterità” (II Reg VII, 8-12).


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[§ 0522] • PÍO XII, 1939-1958 • RENOVACIÓN INTERIOR DE LA FAMILIA

[De la Alocución Nun haben ja Unsere, a las Asociaciones de Familias Católicas de Alemania y Austria, 4 octubre 1956]

1956 10 04 0002

[2.–] Ciertamente que las cifras citadas son una expresión elocuente de la necesidad que el pueblo católico siente por la familia. Y en verdad es indecible cuánto se ha pecado contra la familia y cuánto se peca –consciente e inconscientemente– por el processo laboral que la desgarra, por el mal uso de los adelantos técnicos y culturales, como por el mal uso de la autoridad del Estado. Pensamos ahora, entre otras cosas, en la explotación desconsiderada del anhelo humano por procurarse un modo de vida siempre más cómodo, en el cine y en la escuela laica o tal vez de marcado carácter ateo. El agradecimiento a la Divina Providencia, empero, nos impulsa a añadir que estos decenios de crisis han permitido también manifestarse a la fuerza invencible almacenada en el matrimonio y la familia cristianos. Este matrimonio y esta familia siempre han conseguido, silenciosa e inadvertidamente, evitar catástrofes que, sin ellos, habría provocado inevitablemente una sociedad materialista y laicizada.

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    1956 10 04 0002

    [2.–] Freilich sind die genannten Zahlen auch ein sprechender Ausdruck dafür, wie sehr das katholische VoIk die Not der Familie empfindet. Und wahrlich, es ist unsagbar, wie gegen die Familie gesündigt worden ist und gesündigt wird –bewusst oder unbewusst– durch den Arbeitsprozess, der sie auseinanderreisst, durch Missbrauch technischer und kultureller Errungenschaften wie durch Missbrauch der Staatsgewalt. –Wir denken dabei unter anderem an die rücksichtslose Ausnutzung der menschlichen Anfälligkeit für immer bequemere Lebenshaltung durch die Erwerbsgier, an den Film und an die laizistische oder gar betont atheistische Zwangsschule. Die Dankbarkeit gegenüber der Göttlichen Vorsehung mahnt Uns aber, gleich beizufügen, dass diese Jahrzehnte der Krise auch die fast unüberwindliche Kraft geoffenbart haben, die in der christlichen Ehe und Familie aufgespeichert ist. Diese Ehe und Familie hat immer noch und immer wieder, still und unbemerkt, Katastrophen verhindert, die ohne sie der Leichtsinn und die Gewissenlosigkeit einer laisierten und materialistischen Gesellschaft unvermeidbar gemacht hätten.


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[§ 1049] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL AMOR EN LA FAMILIA, GARANTÍA DEL FUTURO DE LA HUMANIDAD

[De la Homilía en la Misa para las familias, York (Gran Bretaña), 31 mayo 1982]

1982 05 31 0004

4. Hermanos y hermanas: “Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones... La palabra de Cristo habite en vosotros abundantemente (Col 3, 15. 16).
Recientemente escribí una Exhortación Apostólica a toda la Iglesia católica sobre la misión de la familia cristiana en el mundo contemporáneo. En esa Exhortación subrayaba los aspectos positivos de la vida familiar hoy, que incluyen: una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la cualidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, una mayor atención a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable, a la educación de los hijos. Pero, al mismo tiempo, no podía dejar de llamar la atención sobre los fenómenos negativos: una corrupción de la idea y de la experiencia de la libertad, con la subsiguiente auto-concentración en las relaciones humanas; graves concepciones equivocadas sobre la relación entre padres e hijos; creciente número de divorcios; la plaga del aborto; la difusión de una mentalidad contraconceptiva, contraria a la vida. Junto a estas fuerzas destructivas, están las condiciones sociales y económicas que afectan a millones de seres humanos, minando la fuerza y la estabilidad del matrimonio y de la vida en familia. A todo esto podemos sumar el ataque cultural contra la familia dirigido por quienes piensan que la vida matrimonial es “irrelevante” y está “desfasada”. Todo esto constituye un serio reto a la sociedad y a la Iglesia. Como escribí en aquella ocasión: “La historia no es simplemente un progreso necesario hacia lo mejor sino más bien un acontecimiento de libertad, más aún, un combate entre libertades que se oponen entre sí” (Familiaris consortio, 6).
Matrimonios, quiero manifestaros las esperanzas e ideales que sostienen la visión cristiana del matrimonio y de la vida familiar. Encontraréis la fortaleza para ser fieles a vuestro matrimonio en vuestro amor a Dios, en vuestro amor mutuo y en el amor a vuestros hijos. Que este amor sea la roca que se mantiene firme frente a las tormentas y las tentaciones. Qué mejor bendición podría desear el Papa a vuestras familias que la que San Pablo dirigió a los cristianos de Colosas: “Revestíos de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad, soportándoos y perdonándoos mutuamente siempre que alguno diera a otro motivo de queja. Como el Señor os perdonó, así también perdonaos vosotros. Pero por encima de todo esto, vestíos de la caridad” (Col 3, 12-14).

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    1982 05 31 0004

    4. Brothers and sisters, “May the peace of Christ reign in your hearts... let the message of Christ, in all its richness, find a home with you” (2).
    Recently I wrote an Apostolic Exhortation to the whole Catholic Church regarding the role of the Christian Family in the modern world. In that Exhortation I underlined the positive aspects of family life today, which include: a more lively awareness of personal freedom and greater attention to the quality of interpersonal relationships in marriage, grater attention to promoting the dignity of women, to responsible procreation, to the education of children. But at the same time I could not fad to draw attention to the negative phenomena: a corruption of the idea and experience of freedom, with consequent self-centredness in human relations; serious misconceptions regarding the relationship between parents and children; the growing number of divorces; the scourge of abortion; the spread of a contraceptive and anti-life mentality. Besides these destructive forces, there are social and economic conditions which affect millions of human beings, undermining the strength and stability of marriage and family life. In addition there is the cultural onslaught against the family by those who attack married life as “irrelevant” and “outdated”. All of this is a serious challenge to society and to the Church. As I wrote then: “History is not simply a fixed progression towards what is better, but rather an event of freedom, and even a struggle between freedoms that are in mutual conflict” (3).
    Married couples, I speak to you of the hopes and ideals that sustain the Christian vision of marriage and family life. You will find the strength to be faithful to your marriage vows in your love for God and your love for each other and for your children. Let this love be the rock that stands firm in the face of every storm and temptation. What better blessing could the Pope with for your families than what Saint Paul wished for the Christians of Colossae: “Be clothed in sincere compassion, in kindness and humility, gentleness and patience. Bear with one another; forgive each other as soon as a quarrel begins. The Lord has forgiven you; now you must do the same. Over all these clothes... put on love” (4).

    2. Col. 3, 15. 16.

    3. IOANNIS PAULI PP. II, Familiaris consortio, 6 [1981 11 22/6].

    4. Col. 3, 12-14.


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[§ 1271] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, AL SERVICIO DE LA VIDA Y DE LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR

[De la Homilía en la Misa para las Familias, Cali (Colombia), 4 julio 1986]

1986 07 04 0005

5. Cuanto acabamos de decir a propósito del ámbito familiar, hemos de referirlo asimismo, como repercusión, a todas las demás formas de coexistencia y de convivencia entre los hombres.
Cuando dice el Apóstol: “La paz de Cristo reine en vuestros corazones”, estas palabras hemos de aplicarlas con no menor vigor doctrinal al corazón, al núcleo de toda asociación, movimiento o institución, y en definitiva a la sociedad en cuanto tal.
Pero no olvidemos que todos estos círculos de personas se nutren de la comunidad familiar donde brota, se robustece y consolida la civilización del amor. Cuando la institución familiar cruje o se viene abajo, los vínculos de la solidaridad se aflojan, se fomenta la disgregación allí donde la armonía y la paz son el clima más propicio para el bien común y, en conclusión, las células básicas de la sociedad irán expandiendo su condición enfermiza a todo el organismo.
Si la paz de Cristo no reina en el corazón mismo de la familia y la sociedad, los pueblos no sólo pierden pujanza y lozanía, sino que también se va perdiendo el respeto a la vida y a la dignidad humana. Es algo que he querido recordar en mi reciente Encíclica “Dominum et Vivificantem”. “Se hace cada vez más patente –decía– la grave situación de extensas regiones del planeta... Se trata de problemas que son no sólo económicos, sino también y ante todo éticos. En el horizonte de nuestra época se vislumbran ‘signos de muerte’ aún más sombríos; se ha difundido el uso... de quitar la vida a los seres humanos aun antes de su nacimiento o también antes de que lleguen a la meta natural de la muerte” (26).
¡Madres colombianas! ¡Esposos responsables! Defended siempre la vida. Recordad cómo Jesús quiso ser reconocido por Juan el Bautista que aún estaba en el vientre materno, se alegró y saltó de gozo ante su presencia en las entrañas virginales de María.
Esposos y padres de familia: Defender la dignidad del amor es defender la sociedad. Atentan contra la familia las ideologías e instituciones que sicológicamente o con cualquier otra forma de coacción presionan a la pareja e inducen a las personas a cegar las fuentes de la vida y a negarse a acoger con amor una nueva existencia.
La paternidad y la maternidad responsables son prueba de amor y de servicio a la paz y a la vida.

26. IOANNIS PAULI PP. II, Dominum et vivificantem, 57.


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[§ 1433] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA LUCHA DE LA FAMILIA CONTRA LA PORNOGRAFÍA

[Del Discurso I am pleased, a la Alianza Religiosa contra la Pornografía,  30 enero 1992]

1992 01 30 0003

3. Me complace que celebréis vuestro encuentro en el Vaticano junto con el Consejo Pontificio para la Familia. La familia es, generalmente, la primera que sufre la embestida de la pornografía y sus efectos perjudiciales para los niños. Por tanto, como célula primaria de la sociedad, la familia ha de ser el primer vencedor en la batalla contra ese mal. Abrigo la esperanza de que vuestros esfuerzos por combatir la plaga de la pornografía ayude a las familias en su delicada misión de formar la conciencia de los jóvenes, inculcándoles una reverencia profunda hacia la sexualidad y una estima madura de las virtudes de la modestia y la castidad. Confío, asimismo, en que vuestra labor ayude a que aumente el interés público frente a la gravedad del problema ético que plantea la pornografía, y lleve a una conciencia más clara de que es necesaria la intervención decisiva de las autoridades encargadas de la promoción del bien común. Considerando que todo ataque contra la familia y su integridad es un ataque contra el bien de la Humanidad (cfr. Familiaris consortio, 86), es fundamental que se reconozcan claramente los derechos de la familia y se garanticen mediante legislaciones apropiadas.

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    1992 01 30 0003

    3. I am pleased that your meeting in the Vatican is taking place in conjunction with the Pontifical Council for the Family. The family is usually the first to suffer from pornography and its damaging effects on children. Consequently, as the primary cell of society, the family must be the first champion of the battle against this evil. It is my hope that your efforts to combat the plague of pornography will help families in their delicate task of forming the consciences of the young, instilling in them a deep reverence for sexuality and a mature appreciation of the virtues of modesty and chastity. At the same time, I trust that your work will help to increase public concern about the gravity of the ethical issues posed by pornography, and lead to a clearer awareness of the need for decisive intervention by the authorities charged with the promotion of the common good. Because every attack on the family and its integrity is an attack on the good of humanity (3), it is essential that the rights of families should be clearly acknowledged and safeguarded through appropriate legislation.

    3. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Familiaris consortio, 86 [1981 11 22/ 86].

© Javier Escrivá-Ivars y Augusto Sarmiento. Universidad de Navarra