[1084] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA ANCIANIDAD, FUENTE DE ENRIQUECIMIENTO FAMILAR Y SOCIAL
De la Alocución Ante este santuario, a los Hombres y Mujeres de la Tercera Edad, Valencia (España), 8 noviembre 1982
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1. [...] La ancianidad es algo venerable para la Iglesia y para la sociedad, y merece el máximo respeto y estima. Ya el Antiguo Testamento nos enseña: “Álzate ante una cabeza blanca y honra la persona del anciano” (1). “En los ancianos está el saber y en la longevidad, la sensatez” (2). Por ello me inclino ante vosotros e invito a todos a manifestar siempre la reverencia afectuosa que merecen quienes nos han dado la vida y nos han precedido en la organización de la sociedad y en la edificación del presente. El severo mandamiento del Sinaí: “Honra a tu padre y a tu madre”, sigue en plena vigencia.
1. Lev. 19, 32.
2. Iob. 12, 12.
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2. Sé que un mundo materialista y hedonista como el nuestro, trata muchas veces de aislaros, queridos ancianos, y os encontráis con problemas de soledad, de falta de cariño y comprensión. Un sufrimiento tanto mayor cuando son los propios hijos o familiares los que se comportan de esa manera.
Muchos no comprenden que no se pueden valorar la vida y las cosas con un solo criterio económico o de eficiencia. Por ese camino se deshumaniza la convivencia y se empobrece la familia y la sociedad. Es verdad que en tantos casos la persona en edad adulta, sobre todo si no goza de buena salud, no podrá ejercer las mismas funciones de una más joven. Pero no por ello su misión es a veces menos preciosa, pues puede desarrollar muchas labores complementarias y muy útiles, que la vida moderna no permite fácilmente a quien tiene un trabajo regular. Esa inserción en la vida familiar y social, según las posibilidades de los ancianos, será para ellos fuente de serenidad personal y de aliento –al sentir la propia utilidad–, así como de enriquecimiento social.
[Insegnamenti GP II, 5/3, 1213-1214]