[1459] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA
Del Catecismo de la Iglesia Católica, Parte 3, Sección 2, Capítulo II, Artículo 4: El cuarto mandamiento, 11 octubre 1992
1992 10 11d 2201
I. La familia en el plan de Dios
Naturaleza de la familia
2201 La comunidad conyugal está establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones personales y responsabilidades primordiales.
1992 10 11d 2202
2202. Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella. Se la considerará como la referencia normal en función de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco.
1992 10 11d 2203
2203. Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes.
1992 10 11d 2204
La familia cristiana
2204. “La familia cristiana constituye una revelación y una actuación específicas de la comunión eclesial; por eso [...] puede y debe decirse iglesia doméstica”.4 Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (5).
1992 10 11d 2205
2205. La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera.
1992 10 11d 2206
2206. Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una comunidad privilegiada llamada a realizar un propósito común de los esposos y una cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos.(6)
1992 10 11d 2207
II. La familia y la sociedad
2207. La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural donde el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad.
1992 10 11d 2208
2208. La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la atención de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres. Numerosas son las familias que en ciertos momentos no se hallan en condiciones de prestar esta ayuda. Corresponde entonces a otras personas, a otras familias, y subsidiariamente a la sociedad, proveer a sus necesidades. “La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo” (St 1, 27).
1992 10 11d 2209
2209. La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales apropiadas. Cuando las familias no son capaces de realizar sus funciones, los otros cuerpos sociales tienen el deber de ayudarlas y de sostener la institución familiar. En conformidad con el principio de subisidiariedad, las comunidades más numerosas deben abstenerse de privar a las familias de sus propios derechos y de inmiscuirse en sus vidas.
1992 10 11d 2210
2210. La importancia de la familia para la vida y el bienestar de la sociedad (7) entraña una responsabilidad particular de ésta en el apoyo y fortalecimiento del matrimonio y de la familia. La autoridad civil ha de considerar como deber grave “el reconocimiento de la auténtica naturaleza del matrimonio y de la familia, protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica”.(8)
1992 10 11d 2211
2211. La comunidad política tiene el deber de honrar a la familia, asistirla, y asegurarle especialmente:
–la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con sus propias convicciones morales y religiosas;
–la protección de la estabilidad del vínculo conyugal y de la institución familiar;
–la libertad de profesar su fe, transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los medios y las instituciones necesarios;
–el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa, a tener un trabajo, una vivienda, el derecho a emigrar;
–conforme a las instituciones del país, el derecho a la atención médica, a la asistencia de las personas de edad, a los subsidios familiares;
–la protección de la seguridad y la higiene, especialmente por lo que se refiere a peligros como la droga, la pornografía, el alcoholismo, etc;
–la libertad para formar asociaciones con otras familias y de estar así representadas ante las autoridades civiles.9
1992 10 11d 2212
2212. El cuarto mandamiento ilumina las demás relaciones en la sociedad. En nuestros hermanos y hermanas vemos a los hijos de nuestros padres; en nuestros primos, los descendientes de nuestros antepasados; en nuestros conciudadanos, los hijos de nuestra patria; en los bautizados, los hijos de nuestra madre, la Iglesia; en toda persona humana, un hijo o una hija del que quiere ser llamado “Padre nuestro”. Así, nuestras relaciones con el prójimo se deben reconocer como pertenecientes al orden personal. El prójimo no es un “individuo” de la colectividad humana; es “alguien” que por sus orígenes, siempre “próximos” por una u otra razón, merece una atención y un respeto singulares.
1992 10 11d 2213
2213. Las comunidades humanas están compuestas de personas. Gobernarlas bien no puede limitarse simplemente a garantizar los derechos y el cumplimiento de deberes, como tampoco a la fidelidad a los compromisos. Las justas relaciones entre patronos y empleados, gobernantes y ciudadanos, suponen la benevolencia natural conforme a la dignidad de las personas humanas deseosas de justicia y fraternidad.
1992 10 11d 2214
III. Deberes de los miembros de la familia
Deberes de los hijos
2214. La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana;10 es el fundamento del honor debido a los padres. El respeto de los hijos, menores o mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre, (11) se nutre del afecto natural nacido del vínculo que los une. Es exigido por el precepto divino (12)
1992 10 11d 2215
2215. El respeto a los padres (piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en estatura, en sabiduría y en gracia. “Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido, ¿cómo les pagarás lo que contigo han hecho?” (Si 7, 27-28).
1992 10 11d 2216
2216. El respeto filial se revela en la docilidad y la obediencia verdaderas. “Guarda, hijo mío, el mandato de tu padre y no desprecies la lección de tu madre [...]. En tus pasos ellos serán tu guía; cuando te acuestes, velarán por ti; conversarán contigo al despertar” (Pr 6, 20-22). “El hijo sabio ama la instrucción, el arrogante no escucha la reprensión” (Pr 13, 1).
1992 10 11d 2217
2217. Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia. “Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor” (Col 3, 20).13 Los hijos deben obedecer también las prescripciones razonables de sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado. Pero si el hijo está persuadido en conciencia de que es moralmente malo obedecer esa orden, no debe seguirla.
Cuando sean mayores, los hijos deben seguir respetando a sus padres. Deben prever sus deseos, solicitar dócilmente sus consejos y aceptar sus amonestaciones justificadas. La obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el respeto que permanece para siempre. Éste, en efecto, tiene su raíz en el temor de Dios, uno de los dones del Espíritu Santo.
1992 10 11d 2218
2218. El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento. Jesús recuerda este deber de gratitud.14
“El Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole. Quien honra a su padre expía sus pecados; como el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado. Quien da gloria al padre vivirá largos días, obedece al Señor quien da sosiego a su madre.” (Si 3, 2-6)
“Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor [...] Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre.” (Si 3, 12-13.16)
1992 10 11d 2219
2219. El respeto filial favorece la armonía de toda la vida familiar; atañe también a las relaciones entre hermanos y hermanas. El respeto a los padres irradia en todo el ambiente familiar. “Corona de los ancianos son los hijos de los hijos” (Pr 17, 6). “[Soportaos] unos a otros en la caridad, en toda humildad, dulzura y paciencia” (Ef 4, 2).
1992 10 11d 2220
2220. Los cristianos están obligados a una especial gratitud para con aquellos de quienes recibieron el don de la fe, la gracia del bautismo y la vida en la Iglesia. Puede tratarse de los padres, de otros miembros de la familia, de los abuelos, de los pastores, de los catequistas, de otros maestros o amigos. “Evoco el recuerdo [...] de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti” (2 Tm 1, 5).
1992 10 11d 2221
Deberes de los padres
2221. La fecundidad del amor conyugal no se reduce a la sola procreación de los hijos, sino que debe extenderse también a su educación moral y a su formación espiritual. El papel de los padres en la educación “tiene tanto peso que, cuando falta, difícilmente puede suplirse”.15 El derecho y el deber de la educación son para los padres primordiales e inalienables.16
1992 10 11d 2222
2222. Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de Dios y respetarlos como a personas humanas. Han de educar a sus hijos en el cumplimiento de la ley de Dios, mostrándose ellos mismos obedientes a la voluntad del Padre de los cielos.
1992 10 11d 2223
2223. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma. El hogar es un lugar apropiado para la educación de las virtudes. Ésta requiere el aprendizaje de la abnegación, de un sano juicio, del dominio de sí, condiciones de toda libertad verdadera. Los padres han de enseñar a los hijos a subordinar las dimensiones “materiales e instintivas a las interiores y espirituales”.17 Es una grave responsabilidad para los padres dar buenos ejemplos a sus hijos. Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios defectos, se hacen más aptos para guiarlos y corregirlos:
“El que ama a su hijo, le corrige sin cesar [...] el que enseña a su hijo, sacará provecho de él (Si 30, 1-2). “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor” (Ef 6, 4).
1992 10 11d 2224
2224. El hogar constituye un medio natural para la iniciación del ser humano en la solidaridad y en las responsabilidades comunitarias. Los padres deben enseñar a los hijos a guardarse de los riesgos y las degradaciones que amenazan a las sociedades humanas.
1992 10 11d 2225
2225. Por la gracia del sacramento del matrimonio, los padres han recibido la responsabilidad y el privilegio de evangelizar a sus hijos. Desde su primera edad, deberán iniciarlos en los misterios de la fe de los que ellos son para sus hijos los “primeros [...] heraldos”.18 Desde su más tierna infancia, deben asociarlos a la vida de la Iglesia. La forma de vida en la familia puede alimentar las disposiciones afectivas que, durante la vida entera, serán auténticos preámbulos y apoyos de una fe viva.
1992 10 11d 2226
2226. La educación en la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia. Esta educación se hace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vida cristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanza de la fe. Los padres tienen la misión de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir su vocación de hijos de Dios.19 La parroquia es la comunidad eucarística y el corazón de la vida litúrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la catequesis de los niños y de los padres.
1992 10 11d 2227
2227. Los hijos, a su vez, contribuyen al crecimiento de sus padres en la santidad.20 Todos y cada uno deben otorgarse generosamente y sin cansarse el mutuo perdón exigido por las ofensas, las querellas, las injusticias, y las omisiones. El afecto mutuo lo sugiere. La caridad de Cristo lo exige (21).
1992 10 11d 2228
2228. Durante la infancia, el respeto y el afecto de los padres se traducen ante todo en el cuidado y la atención que consagran para educar a sus hijos, y para proveer a sus necesidades físicas y espirituales. En el transcurso del crecimiento, el mismo respeto y la misma dedicación llevan a los padres a enseñar a sus hijos a usar rectamente de su razón y de su libertad.
1992 10 11d 2229
2229. Los padres, como primeros responsables de la educación de sus hijos, tienen el derecho de elegir para ellos una escuela que corresponda a sus propias convicciones. Este derecho es fundamental. En cuanto sea posible, los padres tienen el deber de elegir las escuelas que mejor les ayuden en su tarea de educadores cristianos.22 Los poderes públicos tienen el deber de garantizar este derecho de los padres y de asegurar las condiciones reales de su ejercicio.
1992 10 11d 2230
2230. Cuando llegan a la edad correspondiente, los hijos tienen el deber y el derecho de elegir su profesión y su estado de vida. Estas nuevas responsabilidades deberán asumirlas en una relación de confianza con sus padres, cuyo parecer y consejo pedirán y recibirán dócilmente. Los padres deben cuidar de no presionar a sus hijos ni en la elección de una profesión ni en la de su futuro cónyuge. Esta indispensable prudencia no impide, sino al contrario, ayudar a los hijos con consejos juiciosos, particularmente cuando se proponen fundar un hogar.
1992 10 11d 2231
2231. Hay quienes no se casan para poder cuidar a sus padres, o sus hermanos y hermanas, para dedicarse más exclusivamente a una profesión o por otros motivos dignos. Estas personas pueden contribuir grandemente al bien de la familia humana.
1992 10 11d 2232
IV. La familia y el reino de dios
2232. Los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A la par el hijo crece hacia una madurez y autonomía humanas y espirituales, la vocación singular que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la vocación primera del cristiano es seguir a Jesús:23 “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10, 37).
1992 10 11d 2233
2233. Hacerse discípulo de Jesús es aceptar la invitación a pertenecer a la familia de Dios, a vivir en conformidad con su manera de vivir: “El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12, 50).
Los padres deben acoger y respetar con alegría y acción de gracias el llamamiento del Señor a uno de sus hijos para que le siga en la virginidad por el Reino, en la vida consagrada o en el ministerio sacerdotal.
[Asociación de Editores del Catecismo – Librería Editrice Vaticana, 590-598]
1992 10 11d 2201
I. Familia in Dei consilio
Familiae natura
2201. Coniugalis communitas consensu stabilitur coniugum. Matrimonium et familia ad bonum coniugum ordinantur, ad procreationem et ad filiorum educationem. Coniugum amor et filiorum generatio inter eiusdem familiae membra relationes personales et primordiales instituunt responsabilitates.
1992 10 11d 2202
2202. Vir et mulier matrimonio coniuncti cum suis filiis familiam constituunt. Haec institutio omnem praecedit agnitionem a publica auctoritate; insuper eam imponitur. Tamquam normalis considerabitur respectus iuxta quem diversae formae cognationis debent aestimari.
1992 10 11d 2203
2203. Deus, virum et mulierem creans, humanam instituit familiam eamque eius fundamentali dotavit constitutione. Eius membra personae sunt aequalis dignitatis. Familia, ad commune membrorum suorum et societatis bonum, diversitatem implicat responsabilitatum, iurium et officiorum.
1992 10 11d 2204
Familia christiana
2204. “Communionis ecclesialis ostensionem et effectionem christiana familia exhibet, quae hac quoque de causa ‘Ecclesia domestica’ appellari [...] debet” (139). Ipsa est communitas fidei, spei et caritatis; momentum in Ecclesia induit singulare, sicut in Novo Testamento apparet (140).
1992 10 11d 2205
2205. Christiana familia communio est personarum, vestigium et imago communionis Patris et Filii in Spiritu Sancto. Eius procreatrix et educatrix activitas repercussio est operis creatoris Patris. Vocatur ad orationem et sacrificium Christi participandum. Quotidiana oratio et Verbi Dei lectio eam in caritate roborant. Familia christiana evangelizatrix est et missionaria.
1992 10 11d 2206
2206. Relationes intra familiam affinitatem inferunt sensuum, affectuum et consortionum, quae praecipue e mutua personarum provenit observantia. Familia est communitas praestans vocata ad commune coniugum consilium necnon sedulam parentum cooperationem in filiorum educatione conferendum (141).
1992 10 11d 2207
II. Familia et societas
2207. Familia est vitae socialis cellula originalis. Societas est naturalis in qua vir et mulier ad donum vocantur sui in amore et in vitae dono. Auctoritas, stabilitas et vita relationum intra familiam fundamenta constituunt libertatis, securitatis, fraternitatis intra societatem. Familia est communitas in qua, inde ab infantia, valores morales disci possunt, incipitur Deum honorare et libertate bene uti. Familiae vita initiatio est vitae in societate.
1992 10 11d 2208
2208. Familia sic vivere debet ut eius membra sollicitudinem discant et susceptionem curae erga iuvenes et senes, personas aegrotas vel incapacitate (handicap) laborantes et pauperes. Plures sunt familiae quae, quibusdam temporibus, in condicionibus non inveniuntur hoc adiutorium praestandi. Tunc ad alias personas pertinet, ad alias familias et, subsidiaria ratione, ad societatem, his providere necessitatibus: “Religio munda et immaculata apud Deum et Patrem haec est: visitare pupillos et viduas in tribulatione eorum, immaculatum se custodire ab hoc saeculo” (Iac 1, 27).
1992 10 11d 2209
2209. Familia idoneis socialibus provisionibus adiuvari et defendi debet. Ubi familiae in condicionibus non sunt sua implendi munera, alia socialia corpora officium habent eas adiuvandi et institutionem sustinendi familiarem. Secundum subsidiarietatis principium, communitates ampliores curabunt ne earum usurpent potestates neve se in earum immisceant vita.
1992 10 11d 2210
2210. Momentum familiae pro vita et salute societatis (142) implicat huius peculiarem in matrimonio et familia sustinendis et affirmandis responsabilitatem. Potestas civilis consideret oportet, tamquam grave officium, “veram eorumdem indolem agnoscere, protegere et provehere, moralitatem publicam tueri atque prosperitati domesticae favere” (143).
1992 10 11d 2211
2211. Communitas politica officium habet familiam honorandi, ei assistendi eique praecipue praestandi:
–libertatem familiam fundandi, filios habendi eosque educandi secundum proprias morales et religiosas persuasiones;
–protectionem stabilitatis vinculi coniugalis et institutionis familiaris;
–libertatem fidem profitendi, eam transmittendi, filios in ea educandi mediis et institutionibus necessariis;
–ius privatae proprietatis, libertatem coeptandi, obtinendi laborem, habitationem, ius emigrandi;
–secundum nationis institutiones, ius ad curas medicas, ad opitulationem senibus, ad familiaria subsidia;
–protectionem securitatis et salubritatis, praesertim relate ad pericula sicut stupefactiva medicamenta, pornographiam, alcoholismum, etc.
–libertatem ut consociationes cum aliis familiis creent et ut sic apud auctoritates civiles repraesententur (144).
1992 10 11d 2212
2212. Quartum praeceptum ceteras illustrat relationes in societate. In nostris fratribus et sororibus filios perspicimus nostrorum parentum; in nostris patruelibus, prognatos e nostris avis; in nostris concivibus, filios nostrae patriae; in baptizatis, filios nostrae Matris, Ecclesiae; in omni persona humana, filium vel filiam Illius qui “Pater noster” appellari vult. Hac de causa, nostrae relationes cum proximo nostro agnoscuntur ut ordinis personalis relationes. Proximus non est aliquod “individuum” humanae consortionis; ipse est “aliquis” qui, ob suas notas origines, attentionem et observantiam meretur singulares.
1992 10 11d 2213
2213. Humanae communitates personis componuntur. Earum bona gubernatio iurium non circumscribitur cautione et officiorum impletione, neque etiam fidelitate ad pacta. Iustae relationes inter laboris locatores et operarios conductos, gubernantes et cives, naturalem supponunt benevolentiam congruentem cum dignitate personarum humanarum, quae de iustitia et fraternitate sunt sollicitae.
1992 10 11d 2214
III. Officia membrorum familiae
Officia filiorum
2214. Paternitas divina humanae paternitatis est fons (145); ipsa honorem fundat parentum. Filiorum, minorum vel adultorum, observantia erga eorum patrem et matrem (146) naturali alitur affectu qui oritur e vinculo quod eos coniungit. Illa praecepto postulatur divino (147).
1992 10 11d 2215
2215. Parentum observantia (pietas filialis) in gratitudine constat erga eos qui, dono vitae, suo amore suoque labore, suos filios huic genuerunt mundo eisque effecerunt possibile ut aetate, sapientia crescerent et gratia. “In toto corde tuo honora patrem tuum et gemitus matris tuae ne obliviscaris. Memento quoniam, nisi per illos, natus non fuisses; et quid retribues illis, quomodo et illi tibi?” (Eccli 7, 27-28).
1992 10 11d 2216
2216. Filialis observantia vera docilitate veraque ostenditur oboedientia. “Conserva, fili mi, praecepta patris tui et ne reiicias legem matris tuae [...]. Cum ambulaveris, dirigent te, cum dormieris, custodient te et, cum vigilaveris, colloquentur tecum” (Prv 6, 20-22). “Filius sapiens disciplina patris; qui autem illusor est, non audit, cum arguitur” (Prv 13, 1).
1992 10 11d 2217
2217. Quamdiu filius in parentum habitat domicilio, omni parentum debet oboedire postulationi quae suum bonum vel illud familiae quaerit. “Filii, oboedite parentibus per omnia, hoc enim placitum est in Domino” (Col 3, 20)148. Filii etiam rationabilibus praescriptionibus suorum educatorum oboedire tenentur atque illorum omnium quibus parentes eos concrediderunt. Sed si filius est in conscientia persuasus, moraliter malum esse tali oboedire praecepto, ne illud sequatur.
Filii, cum crescunt, suos parentes observare pergent. Eorum praevenient optata, eorum consilia libenter postulabunt eorumque iustificatas accipient animadversiones. Oboedientia erga parentes filiorum desinit emancipatione, non tamen observantia quae semper manet debita. Re quidem vera, haec suam radicem in Dei invenit timore qui inter dona est Spiritus Sancti.
1992 10 11d 2218
2218. Quartum praeceptum filiis, cum adultae fiunt aetatis, revocat in memoriam, suas erga parentes responsabilitates. Eis, annis senectutis vel perdurante tempore aegritudinis, solitudinis vel indigentiae, adiutorium materiale et morale praestare debent, quatenus ipsis est possibile. Iesus hoc gratitudinis commemorat officium (149).
“Deus enim honoravit patrem in filiis et iudicium matris firmavit in filios. Qui honorat patrem, exorabit pro peccatis et continebit se ab illis et in oratione dierum exaudietur. Et, sicut qui thesaurizat, ita et qui honorificat matrem suam. Qui honorat patrem suum, iucundabitur in filiis et in die orationis suae exaudietur; qui honorat patrem suum, vita vivet longiore, et, qui oboedit Patri, refrigerabit matrem” (Eccli 3, 3-7).
“Fili, suscipe senectam patris tui et non contristes eum in vita illius et si defecerit sensu, veniam da et ne spernas eum omnibus diebus vitae eius. [...] Quam malae famae est, qui derelinquit patrem; et maledictus a Deo, qui exasperat matrem” (Eccli 3, 12-13.16).
1992 10 11d 2219
2219. Filialis observantia favet totius vitae familiaris harmoniae, ad relationes inter fratres et sorores etiam refertur. Observantia erga parentes totum familiae irradiat ambitum. “Corona senum filii filiorum, et gloria filiorum patres eorum” (Prv 17, 6). “Cum omni humilitate et mansuetudine, cum longanimitate, [...] [supportate] invicem in caritate” (Eph 4, 2).
1992 10 11d 2220
2220. Christiani specialem debent gratitudinem illis a quibus donum fidei, gratiam Baptismi et vitam in Ecclesia acceperunt. Potest de parentibus, de aliis familiae membris, de avis, de Pastoribus, de catechistis, de aliis magistris agi vel amicis. “Recordationem [...] [accipio] eius fidei, quae est in te non ficta, quae et habitavit primum in avia tua Loide et matre tua Eunice, certus sum quod et in te” (2 Tim 1, 5).
1992 10 11d 2221
Officia parentum
2221. Coniugalis amoris fecunditas ad solam filiorum procreationem non circumscribitur, sed ad eorum moralem educationem extendi debet atque ad eorum spiritualem formationem. Parentum “munus educationis tanti ponderis est ut, ubi desit, aegre suppleri potest” (150). Educationis ius et officium primordialia sunt pro parentibus et non alienanda (151).
1992 10 11d 2222
2222. Parentes suos filios tamquam filios Dei respicere debent eosque tamquam personas humanas observare. Suos filios educent ut Legem Dei impleant, se ipsos ostendendo voluntati Patris coelestis oboe dientes.
1992 10 11d 2223
2223. Parentes educationis suorum filiorum primi sunt responsabiles. Hanc testantur responsabilitatem imprimis creatione familiae, in qua teneritudo, indulgentia, observantia, fidelitas et servitium gratuitum sint normalia. Familia est locus ad virtutum educationem idoneus. Haec requirit tirocinium abnegationis, sani iudicii, dominii sui ipsius, quae omnis verae libertatis sunt condiciones. Parentes filios docebunt subordinare “materialia et naturalia interioribus et spiritualibus” (152). Gravis est parentibus responsabilitas, suis filiis bona praebere exempla. Ipsi, suos proprios defectus coram eis agnoscere scientes, eos etiam melius regere et corrigere poterunt:
“Qui diligit filium suum, assiduat illi flagella [...]. Qui docet filium suum, fructum habebit in illo” (Eccli 30, 1-2). “Et, patres, nolite ad iracundiam provocare filios vestros, sed educate illos in disciplina et correptione Domini” (Eph 6, 4).
1992 10 11d 2224
2224. Familia ambitum constituit naturalem ad initiationem personae humanae in solidarietatem et in communitarias responsabilitates. Parentes filios docebunt se a periculis custodire et abiectionibus quae societatibus minantur humanis.
1992 10 11d 2225
2225. Parentes, per sacramenti Matrimonii gratiam, responsabilitatem receperunt et privilegium suos filios evangelizandi. Eos, inde a prima aetate, mysteriis initiabunt fidei, cuius ipsi pro suis filiis sunt “primi [...] praecones” (153). Eos, ab eorum tenerrima infantia, vitae sociabunt Ecclesiae. Modi familiares vivendi affectivas nutrire possunt dispositiones, quae per totam vitam authentica fidei viventis permanent praeambula et firmamenta.
1992 10 11d 2226
2226. Educatio ad fidem, ex parte parentum, inde a tenerrima incipere debet aetate. Iam praebetur, cum familiae membra ad crescendum in fide se adiuvant testimonio vitae christianae secundum Evangelium. Familiaris catechesis alias formas instructionis in fide praecedit, comitatur et ditat. Parentes missionem habent suos filios docendi orare et suam detegere vocationem filiorum Dei (154). Paroecia communitas est eucharistica et cor vitae liturgicae familiarum christianarum; locus est privilegiatus catechesis filiorum et parentum.
1992 10 11d 2227
2227. Filii, e parte sua, ad eorum parentum conferunt augmentum in sanctitate155. Omnes et singuli sibi generose et indefesse veniam concedent mutuam quae ab offensis, litibus, iniustitiis et derelictionibus exigitur. Mutua affectio id suggerit. Christi caritas id postulat (156).
1992 10 11d 2228
2228. Pueritiae tempore, parentum observantia et affectio imprimis manifestantur cura et attentione, quas iidem dedicant ut filios suos educent, ut eorum necessitatibus physicis provideant et spiritualibus. Dum crescunt, eadem observantia et eadem dedicatio parentes movent ad filios educandos suos ut recte sua ratione utantur suaque libertate.
1992 10 11d 2229
2229. Parentes, ut primi responsabiles educationis suorum filiorum, ius habent eligendi pro illis scholam quae eorum propriis correspondeat persuasionibus. Hoc ius fundamentale est. Parentes habent officium, in quantum possibile est, eligendi scholas quae eis, in eorum munere educatorum christianorum, quam optime assistent (157). Publicae potestates officium habent hoc parentum ius praestandi et condiciones reales eius exercitii faciendi ratas.
1992 10 11d 2230
2230. Filii, cum adulti fiunt, officium habent et ius suam eligendi professionem suumque vitae statum. Has novas responsabilitates in fiduciali relatione ad parentes assument suos, a quibus ipsi libenter petent et accipient opiniones atque consilia. Parentes curam habebunt ne filios cogant suos in professione vel coniuge eligendis. Hoc moderationis officium eos non impedit, immo e contra, quominus prudentibus illos adiuvent consiliis, praesertim cum illi intendunt fundare familiam.
1992 10 11d 2231
2231. Quidam matrimonium non contrahunt ut de suis parentibus vel de suis fratribus et sororibus curam assumant, ut se modo magis exclusivo cuidam dedicent professioni vel aliis ex honestis motivis. Ipsi magnopere ad familiae humanae bonum possunt conferre.
1992 10 11d 2232
IV. Familia et Regnum
2232. Vincula familiaria magni sunt momenti, sed non absoluta. Sicut infans in suam crescit maturitatem in suamque autonomiam humanas et spirituales, sic eius singularis vocatio, quae a Deo venit, clarius et fortius comprobatur. Parentes hanc observabunt vocationem et suorum filiorum favebunt responsioni ad illam sequendam. Oportet persuaderi primam christiani vocationem esse Iesu sequelam158: “Qui amat patrem aut matrem plus quam me, non est me dignus; et, qui amat filium aut filiam super me, non est me dignus” (Mt 10, 37).
1992 10 11d 2233
2233. Discipulum fieri Iesu est invitationem accipere ad Dei familiam pertinendi, vivendi secundum Eius vivendi modum: “Quicumque enim fecerit voluntatem Patris mei, qui in caelis est, ipse meus frater et soror et mater est” (Mt 12, 50).
Parentes accipient et cum gaudio observabunt atque gratiarum actione vocationem Domini ad quemdam ex suis filiis ut Eum in virginitate sequantur propter Regnum, in vita consecrata vel in sacerdotali ministerio.
[Editio Typica, Editrice Vaticana, 1997]