[1879] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA INSTRUMENTALIZACIÓN DEL HOMBRE, CONTRARIA A SU DIGNIDAD PERSONAL
Del Discurso Sono lieto, al VIII Congreso de la Asociación Católica Internacional de los Institutos de Ciencias de la Educación, 18 abril 1998
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4. Dos obstáculos, en particular, pueden frenar o desviar el esfuerzo educativo. Existe ante todo el riesgo de limitar la investigación al éxito efímero. Si ello es siempre reprochable, aún lo es más cuando se trata de la verdad sobre el hombre, sobre su vida y sobre su muerte, sobre su alegría y sobre su dolor. Aquí no se puede admitir de ninguna manera cesiones oportunistas ni reduccionismos utilitaristas. La investigación acerca del hombre tiene siempre algo de sagrado, lo cual prohíbe cualquier instrumentalización.
El otro riesgo del cual es necesario protegerse está constituido por la fatal fascinación del poder. El ojo interior es incapaz de aprehender el profundo valor de lo humano y de respetar su misteriosa sacralidad si está deslumbrado por el brillo del poder: para ser comprendido, hay que aproximarse al hombre con una verdadera actitud de servicio. Pero no se puede servir al hombre y ser esclavos de la seducción del poder. Ello provocaría una falta de atención hacia el ser humano justo allí donde se dice pretender sondear su valor, para estimular las actuaciones que mejor respondan a la calidad de vida individual y social.
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4. Due ostacoli, in particolare, possono fermare o deviare lo sforzo educativo. Vi è innanzitutto il rischio di finalizzare la ricerca al successo effimero. Se ciò è disdicevole sempre, tanto maggiormente lo diventa quando si tratta della veritá sull’uomo, sul suo vivere e sul suo morire, sulla sua gioia e sul suo dolore. Qui non si possono assolutamente ammettere cedimenti opportunistici né ripiegamenti utilitari. La ricerca sull’uomo ha sempre qualcosa di sacro, che ne interdice ogni strumentalizzazione.
L’altro rischio dal quale occorre guardarsi è costituito dal fascino fatale del potere. L’occhio interiore è inabile a cogliere il profondo valore dell’umano e a rispettarne la sacralità misteriosa, se è abbacinato dal brillìo del potere: per essere compreso, l’uomo deve essere accostato con reale atteggiamento di servizio. Ma non si può servire l’uomo ed essere schiavi della seduzione del potere. Ne conseguirebbe disattenzione per l’essere umano proprio là dove si dice di volerne scandagliare il valore, per stimolarne le attuazioni meglio rispondenti alla qualità del vivere personale e del vivere associato.
[OR 19.IV.1998, 5]