[2126] • BENEDICTO XVI (2005- • LA FAMILIA, UN BIEN NECESARIO PARA LOS PUEBLOS
Del Discurso Siento un gran gozo, durante el encuentro festivo y testimonial, con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, Ciudad de las Artes y las Ciencias, Valencia (España), 8 julio 2006
2006 07 08d 0001
Siento un gran gozo al participar en este encuentro de oración, en el cual se quiere celebrar con gran alegrÃa el don divino de la familia. Me siento muy cercano con la oración a todos los que han vivido recientemente el luto en esta ciudad, y con la esperanza en Cristo resucitado, que da aliento y luz aún en los momentos de mayor desgracia humana.
2006 07 08d 0002
Unidos por la misma fe en Cristo, nos hemos congregado aquÃ, desde tantas partes del mundo, como una comunidad que agradece y da testimonio con júbilo de que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios para amar y que sólo se realiza plenamente a sà mismo cuando hace entrega sincera de sà a los demás. La familia es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor. Por eso la Iglesia manifiesta constantemente su solicitud pastoral por este espacio fundamental para la persona humana. Asà lo enseña en su Magisterio: âDios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una Ãntima comunión de vida y amor entre ellos, âde manera que ya no son dos, sino una sola carneâ (Mt 19, 6)â (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 337).
2006 07 08d 0003
Ãsta es la verdad que la Iglesia proclama sin cesar al mundo. Mi querido predecesor Juan Pablo II, decÃa que âEl hombre se ha convertido en âimagen y semejanzaâ de Dios, no sólo a través de la propia humanidad, sino también a través de la comunión de las personas que el varón y la mujer forman desde el principio. Se convierten en imagen de Dios, no tanto en el momento de la soledad, cuanto en el momento de la comuniónâ (Catequesis, 14-XI-1979). Por eso he confirmado la convocatoria de este V Encuentro Mundial de las Familias en España, y concretamente en Valencia, rica en sus tradiciones y orgullosa de la fe cristiana que se vive y cultiva en tantas familias.
2006 07 08d 0004
La familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada la puede suplir totalmente. Ella misma se apoya sobre todo en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa, sostenida por el afecto y comprensión mutua. Para ello recibe la abundante ayuda de Dios en el sacramento del matrimonio, que comporta verdadera vocación a la santidad. Ojalá que los hijos contemplen más los momentos de armonÃa y afecto de los padres, que no los de discordia o distanciamiento, pues el amor entre el padre y la madre ofrece a los hijos una gran seguridad y les enseña la belleza del amor fiel y duradero.
2006 07 08d 0005
La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida. Es un bien insustituible para los hijos, que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia doméstica y santuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos.
2006 07 08d 0006
El padre y la madre se han dicho un âsÃâ total ante de Dios, lo cual constituye la base del sacramento que les une; asimismo, para que la relación interna de la familia sea completa, es necesario que digan también un âsÃâ de aceptación a sus hijos, a los que han engendrado o adoptado y que tienen su propia personalidad y carácter. AsÃ, éstos irán creciendo en un clima de aceptación y amor, y es de desear que al alcanzar una madurez suficiente quieran dar a su vez un âsÃâ a quienes les han dado la vida.
2006 07 08d 0007
Los desafÃos de la sociedad actual, marcada por la dispersión que se genera sobre todo en el ámbito urbano, hacen necesario garantizar que las familias no estén solas. Un pequeño núcleo familiar puede encontrar obstáculos difÃciles de superar si se encuentra aislado del resto de sus parientes y amistades. Por ello, la comunidad eclesial tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estÃmulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos crÃticos. En este sentido, es muy importante la labor de las parroquias, asà como de las diversas asociaciones eclesiales, llamadas a colaborar como redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe.
2006 07 08d 0008
Cristo ha revelado cuál es siempre la fuente suprema de la vida para todos y, por tanto, también para la familia: âÃste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigosâ (Jn 15,12-13). El amor de Dios mismo se ha derramado sobre nosotros en el bautismo. De ahà que las familias están llamadas a vivir esa calidad de amor, pues el Señor es quien se hace garante de que eso sea posible para nosotros a través del amor humano, sensible, afectuoso y misericordioso como el de Cristo.
2006 07 08d 0009
Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. Por ello los padres han de ir devolviendo a sus hijos la libertad, de la cual durante algún tiempo son tutores. Si éstos ven que sus padres ây en general los adultos que les rodeanâ viven la vida con alegrÃa y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se cierra en sà misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos.
2006 07 08d 0010
Este V Encuentro Mundial nos invita a reflexionar sobre un tema de particular importancia y que comporta una gran responsabilidad para nosotros: âLa transmisión de la fe en la familiaâ. Lo expresa muy bien el Catecismo de la Iglesia Católica: âComo una madre que enseña a sus hijos a hablar y con ello a comprender y comunicar, la Iglesia, nuestra Madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de feâ (n. 171).
2006 07 08d 0011
Como se simboliza en la liturgia del bautismo, con la entrega del cirio encendido, los padres son asociados al misterio de la nueva vida como hijos de Dios, que se recibe con las aguas bautismales. Transmitir la fe a los hijos, con la ayuda de otras personas e instituciones como la parroquia, la escuela o las asociaciones católicas, es una responsabilidad que los padres no pueden olvidar, descuidar o delegar totalmente. âLa familia cristiana es llamada Iglesia doméstica, porque manifiesta y realiza la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia de Dios. Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio bautismal, contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijosâ (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 350). Y además: âLos padres, partÃcipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios... En especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristianaâ (ibÃd., 460).
2006 07 08d 0012
El lenguaje de la fe se aprende en los hogares donde esta fe crece y se fortalece a través de la oración y de la práctica cristiana. En la lectura del Deuteronomio hemos escuchado la oración repetida constantemente por el pueblo elegido, la Shema Israel, y que Jesús escucharÃa y repetirÃa en su hogar de Nazaret. Ãl mismo la recordarÃa durante su vida pública, como nos refiere el evangelio de Marcos (Mc 12,29). Ãsta es la fe de la Iglesia que viene del amor de Dios, por medio de vuestras familias. Vivir la integridad de esta fe, en su maravillosa novedad, es un gran regalo. Pero en los momentos en que parece que se oculta el rostro de Dios, creer es difÃcil y cuesta un gran esfuerzo.
2006 07 08d 0013
Este encuentro da nuevo aliento para seguir anunciando el Evangelio de la familia, reafirmar su vigencia e identidad basada en el matrimonio abierto al don generoso de la vida, y donde se acompaña a los hijos en su crecimiento corporal y espiritual. De este modo se contrarresta un hedonismo muy difundido, que banaliza las relaciones humanas y las vacÃa de su genuino valor y belleza. Promover los valores del matrimonio no impide gustar plenamente la felicidad que el hombre y la mujer encuentran en su amor mutuo. La fe y la ética cristiana, pues, no pretenden ahogar el amor, sino hacerlo más sano, fuerte y realmente libre. Para ello, el amor humano necesita ser purificado y madurar para ser plenamente humano y principio de una alegrÃa verdadera y duradera (cf. Discurso en san Juan de Letrán, 5 junio 2006).
2006 07 08d 0014
Invito, pues, a los gobernantes y legisladores a reflexionar sobre el bien evidente que los hogares en paz y en armonÃa aseguran al hombre, a la familia, centro neurálgico de la sociedad, como recuerda la Santa Sede en la Carta de los Derechos de la Familia. El objeto de las leyes es el bien integral del hombre, la respuesta a sus necesidades y aspiraciones. Esto es una ayuda notable a la sociedad, de la cual no se puede privar y para los pueblos es una salvaguarda y una purificación. Además, la familia es una escuela de humanización del hombre, para que crezca hasta hacerse verdaderamente hombre. En este sentido, la experiencia de ser amados por los padres lleva a los hijos a tener conciencia de su dignidad de hijos.
2006 07 08d 0015
La criatura concebida ha de ser educada en la fe, amada y protegida. Los hijos, con el fundamental derecho a nacer y ser educados en la fe, tienen derecho a un hogar que tenga como modelo el de Nazaret y sean preservados de toda clase de insidias y amenazas. Yo soy abuelo del mundo, hemos escuchado.
2006 07 08d 0016
Deseo referirme ahora a los abuelos, tan importantes en las familias. Ellos pueden ser ây son tantas vecesâ los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del cÃrculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanÃa de la muerte.
2006 07 08d 0017
Quiero ahora recitar una parte de la oración que habéis rezado pidiendo por el buen fruto de este Encuentro Mundial de las Familias:
Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar vivida en la fe y la obediencia a tu voluntad.
Ayúdanos a ser ejemplo de fe y amor a tus mandamientos.
Socórrenos en nuestra misión de transmitir la fe a nuestros hijos.
Abre su corazón para que crezca en ellos la semilla de la fe que recibieron en el bautismo.
Fortalece la fe de nuestros jóvenes, para que crezcan en el conocimiento de Jesús.
Aumenta el amor y la fidelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o dificultad.
(...)
Unidos a José y MarÃa, Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
[Insegnamenti BXVI, II/2 (2006), 35-40]
2006 07 08d 0001
2006 07 08d 0002
2006 07 08d 0003
2006 07 08d 0004
2006 07 08d 0005
2006 07 08d 0006
2006 07 08d 0007
2006 07 08d 0008
2006 07 08d 0009
2006 07 08d 0010
2006 07 08d 0011
2006 07 08d 0012
2006 07 08d 0013
2006 07 08d 0014
2006 07 08d 0015
2006 07 08d 0016
2006 07 08d 0017