[0545] • JUAN XXIII, 1958-1963 • EL HOGAR, SANTUARIO DE RELIGIOSIDAD Y ESCUELA DE VIRTUDES
Del Mensaje Conscientes del papel fundamental, al Congreso Nacional de la Familia Española, 10 febrero 1959
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[3.–] Dios ha puesto en el corazón del hombre tres amores principalmente que del suyo se nutren y con él se ennoblecen: el amor de los esposos, el amor de los padres, el amor filial. Querer arrancar o paralizar estos afectos, parecería una profanación de algo sacro que llevaría fatalmente a su ruina a la patria y a la humanidad. La dignidad, los derechos y deberes del hogar, establecido por Dios mismo como célula vital de la sociedad, son por ello mismo tan antiguos como el mundo: son el fundamento del bienestar social.
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[4.–] Jesucristo ha dignificado el matrimonio, elevando este contrato entre los bautizados a la categoría de sacramento, y quiso también santificar con su ejemplo la convivencia familiar haciéndose miembro de un hogar, espejo de las más bellas virtudes.
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[5.–] Cuanto sea devolver a sus más puras esencias esta institución; subvenir a la familia en sus necesidades materiales y en la dotación de bienes y servicios que la sociedad le debe para el cumplimiento de su misión; resucitar en ella el sentido cristiano, que en la tradición española tiene bellísimo historial, a tono, sí, con las circunstancias del vivir actual, pero sin que la realidad nueva merme la validez de los principios substanciales; todo ello no puede menos de ser estimado como un meritorio servicio a la causa católica, digno de Nuestra aprobación y encomio.
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[6.–] Por eso, muy de veras deseamos que todo hogar se convierta, a imitación del de Nazareth, en un santuario de religiosidad y sea escuela de virtudes.
[AAS 51 (1959), 205-206]