[0980] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA SOLICITUD DE LA IGLESIA POR LA FAMILIA
Motu proprio Familia a Deo instituta, para la constitución del Pontificio Consejo para la Familia, 9 mayo 1981
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1. La familia, instituida por el Creador Supremo para que fuese la primera y vital célula de la sociedad humana, por medio de Cristo Redentor, que se dignó nacer en la familia de Nazaret, ha sido honrada de tal manera que el matrimonio, es decir, la comunidad de amor y vida conyugal, de la que procede la familia, fue elevado a la dignidad de sacramento, para significar eficazmente la alianza mística de amor del mismo Cristo con la Iglesia (cf. Gaudium et spes, 48).
Teniendo esto presente, el Concilio Ecuménico Vaticano II define a la familia como “Iglesia doméstica” (Lumen gentium, 11; cf. también Apostolicam actuositatem, 11), manifestando así la función peculiar que la familia está llamada a desarrollar en toda la economía de la salvación y, por lo tanto, la obligación que tienen todos los miembros de la familia de realizar, cada uno según su propia misión, la triple función profética, sacerdotal y real, que Cristo ha confiado a la Iglesia.
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2. No debe extrañar, pues, que la Iglesia, solícita siempre en el decurso de los tiempos por la familia y sus problemas, al haber aumentado hoy tanto los medios para promover la familia, como también los peligros de todo género a que está sometida, vuelva sus ojos a ella con solicitud aún más intensa.
Testimonio significativo de esta solicitud apostólica es la obra que emprendió mi gran predecesor el Papa Pablo VI cuando, el 11 de enero de 1973, decidió constituir un especial “Comité para la Familia”, al que competía estudiar los problemas espirituales, morales y sociales de la familia, con criterio y visión pastoral. Este Comité fue concebido como un organismo de estudios e investigaciones pastorales al servicio de la misión de la Iglesia y, en particular, de la Santa Sede. Con el “Motu proprio” Apostolatus peragendi se dispuso que dicho “Comité para la Familia”, conservando plenamente su estructura y competencia propias, dependiese del “Pontificio Consejo para los Laicos”.
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3. Una reflexión atenta sobre la experiencia de estos años y, sobre todo, la necesidad de dar una respuesta cada vez más adecuada a las expectativas del pueblo cristiano, recogidas por el Episcopado de todo el mundo y manifestadas en el reciente Sínodo de los Obispos dedicado a la familia, ha inducido a dar una fisonomía y estructura propias al Comité para la Familia, de modo que pueda salir al encuentro de los problemas y dificultades que la familia siente y sufre hoy, a saber, cuanto atañe a la atención pastoral y a la actividad apostólica relativas a este sector tan importante de la vida humana.
Por lo cual, bien pensadas las cosas, y pedido el parecer tanto de mis venerables hermanos cardenales de la Santa Iglesia romana en la reunión extraordinaria de noviembre de 1979, como del Sínodo de los Obispos y de los peritos, se dispone lo siguiente:
I. Se crea el “Pontificio Consejo para la Familia” que sucede, sustituyéndolo, al Comité para la Familia, el cual, por tanto, cesa desde ahora.
II. Este Consejo estará presidido por un cardenal, a quien ayudan un secretario y un subsecretario y a quien asisten algunos obispos de varios continentes, así como el secretario del mismo Consejo para la Familia y el vicepresidente del Pontificio Consejo para los Laicos.
Un conveniente número de oficiales de diversas naciones y expertos en cuestiones familiares realizarán el trabajo en la sede u oficinas del Consejo.
III. Serán miembros del Pontificio Consejo seglares, tanto hombres como mujeres, sobre todo casados, de todas las partes del mundo y representativos, como suele decirse, de las diversas áreas culturales. Los miembros serán nombrados directamente por el Sumo Pontífice y se reunirán en asamblea plenaria al menos una vez al año.
IV. El Pontificio Consejo se valdrá de la colaboración de peritos en diversas disciplinas, especialmente relacionadas con cuestiones familiares. También pueden ser llamados como consultores sacerdotes y religiosos.
Todos ellos componen el cuerpo de consultores, que tienen la función de dar consejos y opiniones acerca de las cuestiones propuestas por el Presidente y por los miembros; y pueden ser consultados individual o comunitariamente en las reuniones que se celebrarán de forma periódica.
V. Corresponde al Pontificio Consejo para la Familia promover la pastoral de las familias y el apostolado específico en el campo familiar, aplicando las enseñanzas y orientaciones del Magisterio eclesiástico, de manera que las familias cristianas puedan realizar la misión educativa, evangelizadora y apostólica, a la que están llamadas.
En particular el Consejo:
a) En espíritu de servicio y respetando las propias competencias procurará mantener con los obispos, con las Conferencias Episcopales y con sus organismos encargados de la pastoral familiar, intercambio de informaciones y experiencias en orden a dirigir y orientar la pastoral familiar;
b) procurará la difusión de la doctrina de la Iglesia acerca de los problemas familiares, de modo que esa doctrina pueda ser perfectamente conocida e íntegramente propuesta al pueblo cris tiano, tanto en la catequesis como a nivel científico;
c) promoverá y coordinará las iniciativas pastorales en orden a la procreación responsable según las enseñanzas de la Iglesia;
d) estimulará la elaboración de estudios relativos a la espiritualidad matrimonial y familiar;
e) animará, sostendrá y coordinará los esfuerzos en defensa de la vida del hombre, durante todo el arco de su existencia, desde el momento mismo de su concepción;
f) promoverá también, a través del trabajo de institutos científicos especializados (teológicos y pastorales), los estudios que tienden a integrar las ciencias teológicas y humanas, en lo referente a los temas de la familia, a fin de que la totalidad de la doctrina de la Iglesia sea cada vez más accesible y mejor comprendida por todos los hombres de buena voluntad;
g) cuidará las relaciones con los Movimientos que, aunque se inspiren en otras confesiones religiosas (o en diversas concepciones ideológicas), acepten la ley natural y un sano humanismo;
h) respetando la competencia propia del Pontificio Consejo para los Laicos y en colaboración con él, procurará la preparación específica de laicos comprometidos individual o asociativamente en el apostolado familiar, inspirará, sostendrá y dirigirá la actividad de los Movimientos católicos familiares, tanto nacionales como internacionales y de los diversos grupos de apostolado de los laicos que tienen como finalidad atender a los problemas familiares. Por lo mismo, mantendrá relaciones especiales con el Pontificio Consejo para los Laicos, en un intercambio periódico de informaciones con miras a reflexiones e iniciativas comunes;
i) instaurará una colaboración recíproca con los dicasterios y organismos de la Curia Romana en las materias de su competencia, que tengan alguna proyección sobre la vida y pastoral de las familias, especialmente en lo que se refiere a la catequesis sobre la familia, a la formación teológica de los jóvenes sobre problemas familiares en los seminarios y en las Universidades Católicas, a la formación y preparación teológico-pastoral, en el campo familiar, de los futuros misioneros y misioneras, de los religiosos y religiosas, a la acción de la Santa Sede ante los competentes Organismos internacionales y ante cada uno de los Estados, para que siempre sean reconocidos y tutelados los derechos de la familia;
j) se procurará –a través de las Representaciones Pontificias– recoger datos sobre la situación humana, social y pastoral de las familias en los diversos países.
VI. Un reglamento “ad experimentum”, redactado para la aplicación del presente “Motu proprio” de acuerdo con cuanto se establece en la “Regimini Ecclesiae Universae” y en el “Reglamento General de la Curia Romana”, dará las oportunas disposiciones sobre el funcionamiento del Pontificio Consejo para la Familia.
Roma, junto a San Pedro, 9 de mayo de 1981, año III de mi pontificado.
[DP (1981), 133]
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1. Familia a Deo instituta ut prima esset hominum societatis vitalisque cellula, per Christum Redemptorem, qui in Nazarethana familia nasci dignatus est, adeo sublata est ut matrimonium, intima videlicet amoris coniugalis vitaeque communitas, ex qua familia procedit, ad dignitatem evectum sit sacramenti, quo mysticum Ipsius amoris foedus cum Ecclesia efficaciter significaretur (1).
Quod cum ita constaret, Concilium Oecumenicum Vaticanum II familiam veluti “ecclesiam domesticam” definivit (2), quo docendo demonstravit ad quas peculiares partes familia destinata esset in toto salutis consilio explendas, qua igitur obligatione omnes familiae participes tenerentur ad exsequendum pro sua quisque missione triplex illud munus, profeticum, sacerdotale et regale, a Christo Ecclesiae creditum.
1. Cfr. Gaudium et spes, 48 [1965 12 07c/48].
2. Lumen gentium, 11 [1964 11 21a/11]; cfr. etiam Apostolicam actuositatem, 11 [1965 11 18/11].
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2. Mirandum igitur non est quod Ecclesia, de familia eiusque quae stionibus, evolvente tempore, semper sollicita, percrebescentibus hodie cum mediis, quibus familia promoveri potest, tum vero periculis omne genus quibus illa subicitur, ad eam intentiore cura oculos convertat.
Cuius apostolicae sollicitudinis documentum est opus a magno Decessore Nostro felicis memoriae Paulo Sexto susceptum qui die undecimo Ianuarii mensis anno MCMLXXIII decrevit peculiare “Consilium de Familia” instituere, cuius nempe esset pastorali cum aestimatione seu visione expendere spiritales morales sociales familiae quaestiones. Illud quidem conceptum erat tamquam institutum studiorum ac pastoralium pervestigationum inserviens operi munerique Ecclesiae ac nominatim Sanctae Sedis. Litteris autem proprio” datis “Apostolatus peragendi” statutum est ut idem “Consilium de Familia”, propriis compage officiisque plane servatis, inniteretur ipsi “Pontificio Consilio pro Laicis”.
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3. Attenta autem deliberatio horum usus annorum, maxime vero necessitas diuturnam exspectationem populi christiani aptius explendi, sic ut Episcopi universi orbis terrarum cognoverant atque in recenti Synodo Episcoporum, quae de familia fuit, prodiderunt, eo profecto induxit, ut Consilio seu coetui de Familia novam faciem darent, propriamque quasi structuram conecterent, ut quaestionibus et difficultatibus, quibus familia hodie afficitur et affligitur, remedia compararentur, nempe quod ad curam pastoralem attinet adhibendam, actionemque apostolicam hius provinciae, sane praecipuae, humani consortii.
Qua re, omnibus perpensis sententiamque rogatis tum Venerabilibus Fratribus Nostris S.E.R. Cardinalibus in peculiari conventu, mense Novembri habito, anno MDCCCCLXXIX, tum Synodo Episcoporum nec non peritis, haec statuuntur:
I. “Pontificium Consilium pro Familia” conditur, quod “Consilio de Familia” succedit eique sufficitur; quare hoc iam ilico cessat.
II. Consilio huic Purpuratus Pater praeerit, quem Vir a Secretis, et Subsecretarius adiuvabunt, cuique nonnulli Episcopi assistent, variis e Continentibus, atque Secretarius eiusdem Consilii pro Familia et Vice Praeses Pontificii Consilii pro Laicis.
Congruus Officialium numerus e diversis nationibus, iidemque de familia periti, muneribus in officiorum sede vacabunt.
III. Consilii Pontificii membra seu sodales erunt laici viri mulieresque praesertim coniugati ex omnibus orbis terrarum partibus, distinctisque, ut dicuntur, areis et culturis. Hi ab uno Summo Pontifice nominabuntur, atque in conventum plenarium semel saltem in anno convenient.
IV. Pontificium Consilium utitur opera peritorum variis disciplinis, at praesertim quaestionibus ad familiam pertinentibus. Etiam sacerdotes et religiosi possunt in Consultoribus annumerari.
Hi omnes efficiunt Corpus Consultorum, cuius est consilia et vota promere de iis, quae a Praeside et a Membris proponuntur; et possunt rogari sententiam sive singillatim sive communiter in congressionibus certis temporis habendis.
V. Pontificium Consilium pro Familia provehit curam pastoralem familiarum et apostolatum familiae proprium, ad effectum adducendo doctrinam et mentem Magisterii ecclesiastici, ut christianae familiae munus, quo tenentur, educandi, evangelizandi et apostolatum explicandi, perficiant.
Praecipue:
a) Curat ut cum Episcopis, Conferentiis Episcopalibus eorumque Institutis pastorali familiari praepositis –iisdem in spiritu servitii opitulans eorumque propriam actionem observans– nuntios communicet atque experimentis cognita quaeque pastoralem familiarem possint dirigere et informare;
b) Ecclesiae doctrinam de quaestionibus familiaribus curat divulgandam, ut haec possit ex toto cognosci et integra ad populum christianum proferri, tum in catechesi, tum in scientifica cognitione;
c) incepta pastoralia ad procreationem responsabilem secundum Ecclesiae enuntiata fovet et componit;
d) incitat ut studia conficiantur spiritualitatem matrimonialem et familiarem attingentia;
e) stimulat et sustinet atque inter se labores conectit ad vitam hominis omni tempore omnino indeque a conceptione defendendam;
f) provehit studia, etiam per scientiarum Instituta (theologica et pastoralia) huiusmodi rei peritiora, quaeque et praecipuam dant operam et ad scientias theologicas et humanas in quaestionibus familiae propriis ita explendas tendunt, ut tota doctrina Ecclesiae cunctis hominibus bonae voluntatis pervia fiat eiusque intellectus profundior in dies evadat;
g) curat relationes ad motus, qui, etsi aliis religionibus (diversisque cogitandi rationibus) adhaerescunt, legem tamen naturae sanumque humanitatis cultum servant;
h) ius Pontificii Consilii pro Laicis observans cum eoque operam consocians, curat peculiarem institutionem laicorum, qui aut singillatim aut communiter familiae apostolatu destinentur; inspirat sustinet ordinat navitatem tum catholicarum consociationum familiarum, tam in nationibus ipsis quam inter nationes, tum variorum coetuum apostolatus laicorum, in praecipuis negotiis familiae propriis. Huius rei causa speciales habet relationes ad ipsum P. C. pro Laicis, quocum permutat certis temporibus rerum notitias unde deliberationes proposita et incepta coniuncte agantur;
i) Dicasteria et Curiae Romanae Instituta adiuvat et ab iisdem adiutricem operam accipiet in negotiis ad eorum officium pertinentibus, quae aliquo modo vitam curamque pastoralem afficiunt familiarum, in iis potissimum quae pertinent ad catechesim familiae, ad theologicam de ipsa familia institutionem iuvenum in Seminariis et in Universitatibus catholicis, ad theologicam et pastoralem de iis quae sunt familiae propriis formationem ac educationem futurorum missionariorum et missionariarum necnon religiosorum ac religiosarum, ad operam Sanctae Sedis apud institutiones internationales cum auctoritate hac in re et apud singulas Civitates, quo magis usque familiae iura agnoscantur et defendantur;
j) provehit –per Legationes pontificias– memoriarum conquisitionem de humana, sociali atque pastorali familiarum condicione in diversis regionibus.
VI. Peculiaribus normis ad experimentum curabitur ut praesentes litterae M.P. datae ad praxim convertantur et, ratione habita eorum quae a Constitutione “Regimini Ecclesiae Universae” et a “Curiae Romanae Generali Institutione” statuuntur, ut P. C. pro Familia vita interna ordinetur.
Datum Romae, apud Sanctum Petrum, die IX mensis Maii, anno MCMLXXXI, Pontificatus Nostri tertio.
[Insegnamenti GP II, 4/1, 1181-1185]