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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1044] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LOS ANCIANOS Y LA FAMILIA

Del Discurso Sono lieto, a la Federación Nacional de los Ancianos del Comercio y del Turismo de Italia, 29 abril 1982

1982 04 29 0004

4. El segundo problema se refiere a la plena inserción del anciano en el círculo de la vida de la familia. En la exhortación apostólica “Familiaris consortio” he escrito a este respecto: “Existen culturas que manifiestan una singular veneración y un gran amor por el anciano”. Él permanece inserto en la vida familiar, continúa tomando en ella parte activa y responsable –a pesar de que debe respetar la autonomía de la nueva familia– y, sobre todo, desarrolla la preciosa misión de testigo del pasado e inspirador de sabiduría para los jóvenes y para el futuro.

Otras culturas, en cambio, especialmente como consecuencia de un desordenado desarrollo industrial, han conducido y continuarán conduciendo a los ancianos a formas inaceptables de marginación que dan origen a un mismo tiempo a agudos sufrimientos para ellos mismos y a un empobrecimiento espiritual para muchas familias.

Este problema adquiere actualidad y gravedad crecientes, bien porque en los modelos más industrializados y urbanizados no faltan signos de preocupante degradación de los valores fundamentales de la familia o bien porque el número de los ancianos va en aumento.

Cuando una sociedad, dejándose guiar únicamente por el consumismo y por la eficacia divide a los hombres en activos e inactivos y considera a éstos como ciudadanos de segunda categoría, abandonándolos en su soledad, no puede llamarse verdaderamente cristiana. Cuando una familia no quiere en casa a las personas de su propia sangre de la primera y de la tercera edad, los niños y los ancianos, y a unos y a otros los olvida de cualquier forma o modo, no merece ciertamente el título de comunidad de amor.

Es necesario reconstruir la imagen de la familia como comunidad de personas en las que, a la luz del mensaje evangélico, los componentes de todas las edades conviven juntos respetando los derechos de todos: de la mujer, del niño, del anciano. Es necesario construir la familia como escuela de humanidad más completa y más rica, en la comunión de las personas, en la participación de las alegrías y de los sufrimientos.

[E 2077 (I, 1982), 14-15]