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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1667] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA EN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD

De la Homilía con motivo del Te Deum y de las Vísperas en honor de la Madre de Dios, 31 diciembre 1994

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4. Concluye el Año de la familia. Roma, metrópoli de más de tres millones de habitantes, Roma sede de Pedro, Iglesia edificada sobre los Apóstoles, este año ha sido testigo del encuentro mundial de las familias. Es imposible olvidar ese acontecimiento. Pero debemos preguntamos: ¿Cómo vivió Roma el Año de la familia? Esta ciudad, y sobre todo esta Iglesia, constituyen una singular “familia de familias”.

Si pensamos en los miles de años de la historia de Roma, podemos descubrir en ella la trama de las generaciones, de las estirpes y de las familias, que han dejado su huella en la cultura, en el arte y en el mismo estilo de vida de la ciudad eterna. El año 1994 ha brindado una ocasión propicia para leer la historia de Roma a través de la historia de las familias romanas: las familias antiguas, tanto patricias como plebeyas, y las más recientes, que a menudo han inmigrado desde otras regiones de Italia y desde otros países del mundo, y se han asentado sobre todo en la vasta periferia de la metrópoli.

¿Cómo eres, familia romana, en el año del Señor 1994? ¿Cómo eres y qué dices de ti misma? Quid dicis de te ipsa? ¿Te reflejas en el modelo de la sagrada Familia de Nazaret? ¿Eres sana? ¿Eres fuerte, con la fuerza que Dios te ha infundido mediante el sacramento del matrimonio? ¿Eres plenamente consciente de tu misión? ¿Has recibido la sabia enseñanza de la encíclica Humanae vitae sobre la paternidad y la maternidad responsables? ¿Cómo eres, familia romana? ¿Sigues amando a tus hijos, de acuerdo con tu mejor tradición? ¿Gozas con ellos en tu hogar, y en las escuelas, en las universidades, en los lugares de trabajo y de creatividad? “El futuro de la humanidad se fragua en la familia”, escribí en la exhortación apostólica Familiaris consortio (n. 86); también la historia de Roma se fragua en la familia.

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5. Al final del año, cada párroco rinde cuentas a los parroquianos del estado de vida espiritual de la parroquia. Habla de los nuevos nacimientos y de las defunciones; de los bautizos y las confirmaciones, y de las primeras Comuniones; habla de la recepción de los sacramentos de la Eucaristía y de la penitencia, y de la participación en la misa dominical; del sacramento de los enfermos y de la preparación a una buena muerte; habla de las diversas manifestaciones de devoción y apostolado, especialmente del apostolado de los seglares. El párroco habla de todo ello porque se siente responsable de la parroquia. En efecto, la comunidad parroquial es una especie de familia.

También la diócesis de Roma es una familia. Como Obispo de Roma deseo hoy rendir cuentas ante Dios y ante los hombres de la vida de esta Iglesia apostólica, en la que el Espíritu Santo me ha encomendado el ministerio de Pedro, ministerium petrinum.

Constituye una gran alegría para mí visitar las parroquias y tomar parte en su vida. Este año, en primavera, pude visitar diez.

Por desgracia, en otoño el plan de las visitas no se pudo llevar a cabo, pero espero reanudarlo más adelante. Durante los dieciséis años de mi servicio en la Sede romana, con la gracia de Dios, he visitado las tres cuartas partes de las parroquias. Me quedan aún unas noventa. Con la ayuda de la divina Providencia confío en que podré visitar también éstas.

En el último día del año viejo comparto la alegría de la Navidad del Señor con todos mis hermanos en el sacerdocio, pastores de las parroquias romanas, con los superiores de los seminarios mayores de Roma y con los profesores de los ateneos eclesiásticos. Comparto, compartimos todos, el cardenal vicario y los obispos auxiliares, esta alegría con los hermanos y hermanas de tantos institutos religiosos, que tienen aquí en Roma su cuna general. La comparto también con mis hermanos y hermanas, en la gracia del santo bautismo y de la confirmación, que realizan el apostolado seglar en varios sectores de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Damos gracias a Dios porque este año se nos ha concedido iniciar el gradual cumplimiento de las decisiones del Sínodo romano.

[O.R. (e.c.), 6.I.1995, 5 y 7]