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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1385] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILA, “IGLESIA DOMÉSTICA”

Saludo a un grupo de familias en la visita pastoral a la parroquia de la Annunziata, Roma  (Italia), 21 enero 1990

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[1.–] Os saludo a todos en el nombre de la Sacratísima Familia, Jesús, María y José. Os saludo a todos en este nombre, en este signo, porque la obra de la familia es un nombre, es un signo divino. Es revelador que Jesús haya pasado en la familia treinta años de su vida mesiánica, redentora. Esto manifiesta el papel que la familia ocupa en la obra de la redención y de la salvación. Es el de la familia, Iglesia doméstica, se puede decir, un papel intermedio, universal, en los diversos ambientes y en el ámbito de la misión de la Iglesia universal, de la diócesis, de la Iglesia de Roma, de la parroquia. Cierto que cada iglesia doméstica no viene registrada en el elenco de las iglesias de la diócesis de Roma; en el que leemos en los registros de los bautismos, encontramos también la Iglesia doméstica. En cualquier caso, ella tiene su importancia, su lugar propio, no sólo en el conocimiento de Dios, sino, sobre todo, en el amor de Dios. Es lo que ha querido revelarnos Jesús haciéndose hombre, al hacerse niño, naciendo y viviendo en la familia: una familia pobre, una familia también emigrante, arrojada de su patria, una familia obrera, humilde.

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[2.–] Todo esto encierra un significado para nosotros. Todo esto es motivo de meditación, de contemplación. Todo esto constituye objeto de inspiración para toda familia humana, para toda familia cristiana originada por el sacramento del matrimonio. Por esta razón, os he dicho al comienzo: os saludo en el nombre de la Sagrada Familia. Y en el nombre de la Sagrada Familia os deseo todos los bienes, aquellas gracias que a través de la Sagrada Familia están destinadas a todas las familias, a todas las familias de esta parroquia, a todas vuestras familias. Me habéis dado una gran alegría con este encuentro, la alegría de estar cerca de estos pequeños feligreses recién bautizados que son vuestra alegría, y advierten que en la Iglesia debe haber alegría, la alegría que manifiestan los pequeños; esta alegría significa que todos nosotros estamos llamados a ser hijos, hijos del Hijo. Os deseo también una feliz vida matrimonial, conyugal, familiar, una educación buena para vuestros hijos. Que la Sagrada Familia os ayude siempre en esta vuestra importante vocación de esposos, padres, de Iglesia doméstica.